Mi pueblo, Doña Mencía

Si quieres marcar el centro de Andalucía con un punto, ahí está mi pueblo, Doña Mencía.

Al sur de la Subbética cordobesa, en un enclave privilegiado, rodeado de montañas, y no por eso deja de ser llano. Su término es pequeño, el número de habitantes no ha sufrido movimientos desde hace 60 años, poco más de 5000.

Limita con los municipios de Cabra, Zuheros y Baena. Se vive de la agricultura y antes de la crisis también había alguna que otra industria.

Es un pueblo limpio, alegre y acogedor, quizás el que mejor ha reflejado a sus gentes, sus costumbres y sus tradiciones ha sido Don Juan Valera, escritor oriundo de Doña Mencía.

Su origen fue una fortaleza de la que se conservan varias torres y su muralla del siglo XIII, a continuación se construye una iglesia dominicana y alrededor casas donde vivían los agricultores, ganaderos, comerciantes, etc.

El patrón es San Pedro Mártir de Verona, todos los años se celebra una romería y una feria en su honor; es muy pequeño, poco más de un palmo, es de plata y se hizo de la plata recogida después de que quemaran la iglesia poco antes de la guerra civil.

Otra feria es el 14 de septiembre en honor a Jesús Nazareno, ese día de 1860 fue sacado en procesión remitiendo la epidemia de peste que azotaba al pueblo.

Su Semana Santa es famosa por la entrega de su gente y sus bellos pasos y sobre todo por sus célebres pregones y "rezaores".

Una de las tradiciones folclóricas más genuinas son los corros, con un inagotable caudal de coplas que se cantaban durante el carnaval.

Es un pueblo con un sentido musical muy arraigado desde siempre, eso hace que siendo un pueblo relativamente pequeño cuente con una coral polifónica, una banda de música, varias bandas de tambores y cornetas y ante todo una escuela de música.

No podría dejar de nombrar su gastronomía, con sus tomates guisados, flamenquines, crispines, el delicioso cuajado, su aceite y sus prestigiosas bodegas con denominación Montilla Moriles.

En definitiva un pueblo para visitar ¡aquí os espero!